Entrar en una casa antigua no es, para los agentes inmobiliarios, menos que correr un riesgo. En ocasiones, luego de años de abandono, el interior de una casa puede ser un total desastre y encontrarse en ruinas o ser una gran sorpresa. Gladys y Carla Spizzirri, hermanas y agentes inmobiliarias, estaban emocionadas por el año 2014, ya que asumían que sería el mejor año. Y, un día, fueron contactadas por una mujer mayor de 96 años de Toronto quien tenia intenciones de vender su casa en Bloor West Village.
Se encontraron con que los vecinos cercanos tampoco tenían idea de cómo se veía el interior de la casa. Pero, luego de entrar a la casa por primera vez, ambas agentes se quedaron sin habla dado que poco sabían de lo que allí dentro les esperaba.
El agente inmobiliario.
Las hermanas Spizzirri comenzaron a trabajar juntas en 2009 cuando descubrieron lo bien que trabajan cuando lo hacían juntas. Una hermana tiene la tarea de encontrar propiedades y la otra tiene la responsabilidad de enlazar dichas propiedades con posibles clientes. El dúo funcionaba como un reloj bien engrasado, con todos sus engranajes moviéndose al unísono.
El día en que recibieron la llamada de la anciana, en 2014, era un día típico en la agencia inmobiliaria; todos estaban realizando sus labores diarias, como responder llamadas, mostrar propiedades y cerrar tratos. Hasta ese momento, nadie pensó que ese día sería diferente a los días habituales.
Aceptar el desafío como grupo.
Cuando sonó el timbre del teléfono en la oficina, Carla fue la primera en contestar, mientras que al otro lado estaba Joyce, la casera de 148 Jane Street. Joyce, habló con nerviosismo y compartió que tenía 96 años y que buscaba vender su casa en Toronto. Carla, al escuchar a Joyce, se sorprendió de lo bien organizada que sonaba para alguien de su edad.

Además, Carla no pudo evitar preguntarse por la anciana, pensar en cuánto más consciente sonaba Joyce que alguien cercano a los 100 años, o si aún vivía sola a la edad de 96 años. Aunque la edad de Joyce podría no ser la más impactante revelación que la anciana le haría a Carla durante esa inolvidable conversación telefónica.
Un cálculo inicial positivo.
Las hermanas comenzaron a calcular una estimación conservadora del valor neto de la casa de Jane Street. Gladys y Carla ya sabían, como vendedoras profesionales de casas, la importancia de calcular el precio de mercado razonable de una casa antes de comprarla o venderla.

Las hermanas inmobiliarias utilizaron los datos del mercado para decidir sobre cual seria el precio de mercado razonable de la casa. Sin embargo, Gladys estaba familiarizada con los precios de venta del área, ya que había vendido muchas casas en ese lugar. Aunque, antes de que llegaran a interesarse por el potencial de la vivienda, Joyce dijo algo que hizo que Gladys y Carla se preocuparan mucho por sus posibilidades de venderla.
Un día bien aprovechado en el vecindario.
Dado que las hermanas Spizzirri eran experimentadas agentes inmobiliarias, entendieron que para calcular el precio de venta justo de la casa de Joyce en Jane Street, debían tener en cuenta muchos factores. Por ejemplo, una de las cosas más importantes a tener en cuenta fue el vecindario, que podría afectar significativamente el precio de venta.

Por otro lado, ese área era muy conocida debido sus adinerados residentes, hoteles de lujo de y escaparates de moda. Joyce, una mujer mayor de 96 años, vivía sola, lo cual era poco común para su edad y el área en cuestión. Además, sus vecinos no tenían ni idea de lo que estaba pasando dentro de la casa de Joyce en 148 Jane Street.
La casa de la existencia.
Joyce les confesó a Gladys y Carla, antes de que pudieran disfrutar plenamente de la oportunidad de obtener una cotización valiosa, que había decidido que luego de 72 años era hora de dejar su antiguo hogar en ese área de Toronto. Las hermanas inmobiliarias se preocuparon de inmediato.

Vivir casi en el mismo lugar durante mucho tiempo puede presentar varios obstáculos para venderlo. Además, las Spizzirri se preguntaban cómo una mujer de 96 años había mantenido una casa de 3 habitaciones durante tantos años. A su vez, el dúo de agentes inmobiliarios también temía que la casa, que no había cambiado en años, pudiera estar completamente deteriorada.